Gestionar tu marca personal es una actividad que requiere prestar atención a muchos aspectos diferentes. Has seleccionado tu target, has adaptado tu lenguaje, has demostrado tu experiencia y profesionalidad, pero hay una cosa, quizá la más importante, que se suele olvidar y es mostrar quién eres y que tienes para tu cliente. Y con esto no me estoy refiriendo a si eres ingeniero, mecánico o experto en SEO. Eso responde la pregunta de qué haces, lo que quiero decir es que le muestres qué piensas y sientes, qué has vivido, tus triunfos y derrotas, cómo reaccionas ante la adversidad, qué piensas de él o ella, qué le aportas, quién eres tú como persona.

 
tengo-una-sonrisa-2

Imagen por Mateus Lunardi Dutra en Flickr (CC)

 

Cuando buscas un profesional que te dé un servicio buscas la relación mejor calidad/precio, pero en el mercado hay muchos buenos profesionales, cada uno con su ventaja competitiva y con precios no tan dispares. Al final, la elección del cliente suele basarse en algo intangible, en ese «me inspira confianza» y esto solo se logra cuando sábes cómo va a actuar la otra persona.

Se habla mucho de empatizar con tu cliente, y esto es necesario para poder entenderle y ofrecerle un mejor servicio, pero también es necesario que el cliente pueda empatizar contigo para conocerte, para establecer una conexión más allá del plano puramente profesional, casi  una complicidad, y para esto te has de mostrar tal y como eres, «sin azúcares añadidos», esa es tu mejor ventaja competitiva.

Al fin y al cabo, la decisión de compra se basa más en aspectos emocionales y, desde el punto de vista del cliente, preferimos a alguien que nos transmita «buenas vibraciones». Como si no se explican campañas como la de la marca BMW «¿te gusta conducir?«, la de Coca Cola contra el sedentarismo o la del nuevo Opel Astra «diseñado para emocionar«. Ni una sola mención (o casi) a la calidad o a características del producto, tan solo la marca y tú. Con ello, quieren que veamos que se preocupan de nosotros, que están ahí, que no nos van a fallar y que, con ellos, vamos a encontrar algo especial.

Y es que tu cliente no solo busca un buen producto sino una buena marca. Busca que le hagas sentir algo especial, algo que justifique su decisión por ti, y para esto has de ser auténtico. No basta con intentar hacerle creer a tu cliente que es especial. Debes ser auténtico en tus sentimientos y en tus decisiones. Tu cliente sentirá algo especial cuando, para ti, él sea verdaderamente especial. Lograr esa actitud será tu mejor Marca Personal, y qué mejor que empezar por regalarle una sonrisa sincera que demuestre tu interés verdadero por él o ella.

Así que aquí va la mia para ti, me gustaría dejarte el vídeoclip «Sonrisa» de Ana Torroja que encontré en un excelente artículo de Esther Maderuelo titulado El alma al aire en redes sociales. Te recomiendo que veas ambos y, de paso, nos dejes tu comentario. Por cierto, con este artículo se celebra el primer aniversario del blog. Muchas gracias a todos los que lo habéis hecho posible con vuestra presencia.

Suscríbete al blog y no te pierdas el próximo artículo y si te ha gustado compártelo en tus redes.

A %d blogueros les gusta esto: