Un mercenario se diferencia poco de un profesional. Ambos suelen ser buenos en su oficio, trabajan para clientes y cobran por sus servicios. Lo que los diferencia, fundamentalmente, es algo intangible: la implicación personal con su cliente.
Un buen mercenario puede defender una causa en un momento y, dependiendo de la oferta, atacarla en el siguiente. Para un mercenario la única implicación personal no es con su cliente, es consigo mismo y con su cuenta de resultados y por ello nadie se fía de los mercenarios, salvo que tenga los recursos suficientes para mantenerlos «fidelizados».
Por contra, un buen profesional desarrolla una implicación personal con su cliente. Para un buen profesional, un cliente es algo más que una entrada en los libros de contabilidad, es alguien con nombre y apellidos, con sus propios problemas y con intereses al margen de su negocio. Un cliente es alguien a quien se debe llegar a conocer y con quien poder establecer una relación de largo plazo.
De esta forma, el proyecto de su cliente pasa a ser parte de su propio proyecto. Deja de ver su aportación profesional como un añadido externo para transformarse en algo que se integra, que forma parte del adn propio del proyecto del cliente y, por ello, el éxito de su cliente pasa a formar parte de su éxito personal.
Por tanto, se esfuerza por dar el mejor servicio. Evidentemente, el objetivo de toda empresa es ganar dinero pero lo cierto es que intentar ganarlo a cualquier precio suele acabar siendo ruinoso y, por ello, un buen profesional procura superar las expectativas de sus clientes y ofrecer la mejor relación calidad/precio posible.
El resultado es el respeto y la confianza de sus clientes. El mayor éxito de un buen profesional es que sus clientes dejen de considerarlo como un «proveedor», alguien que les suministra, y pase a ser un «colaborador», alguien que trabaja a su lado.
¿Son tus clientes algo personal para ti o son solo trabajo?
Fotografía por Jason Rogers en Flickr
Tengo la suerte de haber sido cliente y el gusto de decir que muchos de mis proveedores, excelentes profesionales del rubro siempre dispuestos a ayudarte, ahora son amigos muy queridos. Y también he estado del lado del proveedor y considero a mis clientes parte importante del negocio, pues nos debemos a ellos.
Hola Carla Paola, muchas gracias por tu comentario.
En mi caso es bastante parecido, cuando logras alcanzar este tipo de relación, de confianza, con la otra parte sabes que puedes contar con todo su esfuerzo en los momentos complicados y viceversa, lo cual ayuda a enfrentar los retos con más confianza. Todo lo contrario de los «mercenarios» que suelen fallar cuando más necesitas de ellos.
Como he ido aprendiendo, la gran ventaja de hacer las cosas bien es que:
1 – Por más que miren solo podrán constatar tu profesionalidad, y
2 – Sueles recibir de otros aquello que das (corregido y aumentado).
Saludos