Cuando miras los consejos que se dan para presentar tu marca personal se hace especial hincapie en que se deje de poner el énfasis en los conocimientos y se remarque lo que eres capaz de hacer con ellos. Esto es así porque, hasta hace poco, el acceso a la información era complicado y quien tenía el conocimiento tenía el poder. Hoy el conocimiento está al alcance de cualquiera, por lo que saber cosas ya no es tan meritorio, lo significativo es lo que eres capaz de hacer con ese conocimiento al que tienes acceso y que te diferencia de los demás.
Porque seamos sinceros, cualquiera puede ofrecer cuadros pintados con buenos pigmentos, con buenos pinceles y con un bastidor y un marco excepcionales, ahora bien, pocos pueden ofrecer auténticas obras de arte, y menos aún pueden ofrecerte esa obra excepcional que te atrapa y por la que estás dispuesto a dar tu dinero y no solo por una mera cuestión de inversión económica, sino porque disfrutas de ella.
Lo mismo ocurre con tu marca personal, prácticamente cualquiera puede ofrecer productos o servicios similares a los que tu ofreces, la diferencia la va a marcar tu comportamiento como profesional y como persona.
¿Estás completamente identificado con los intereses de tus clientes? ¿Tu propuesta vela realmente por sus intereses? ¿Tu cliente conoce tu interés por sus intereses? Recuerda el elevado componente emocional de los procesos de compra, por lo que hacer que tu cliente se sienta entendido, cómodo y seguro va a pesar, y mucho, a la hora de ser elegido como la opción adecuada.
Por eso es esencial conocer a tu cliente más allá de lo que expresa en su briefing o pliego de condiciones y esta actitud debe formar parte de tu marca personal, pero también debes esforzarte por hacer que tu cliente sea consciente de ello.
Esto no se consigue diciéndolo a bombo y platillo, sino demostrándolo en tu día a día ante cada uno de tus clientes. Por supuesto que puedes indicarlo, de forma expresa, como parte de tu ventaja competitiva, pero es esencial demostrar la consistencia de dicha ventaja.
Y es que a la hora de fortalecer tu marca personal, y de crear ese feeling con tu cliente que te haga destacar entre la multitud, debes mostrar lo que haces y cómo lo haces pero, sobre, todo debes mostrar por qué lo haces.
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Foto por Gianluca Carnicella en Flickr (CC)
Reblogueó esto en BEAUTY TODAY.
Es cierto, la relación con un cliente debe dejar de ser tan profesional, y ser un poco más íntima. Debemos demostrarlo. Si nos preocupamos por ellos, ellos lo sentirán. Y eso nos beneficiará. Y para reforzar eso, creo que lo más importante es cumplir lo que sices. En otras palabras, ser consecuente. Saludos.
Hola Gerson, muchas gracias por dejarnos tu comentario.
Así lo creo, si a la relación profesional le añadimos una vertiente más personal la misma puede ganar muchos enteros y las negociaciones estar más basadas en planteamientos win-win.
Saludos
Claro, no debe dejar de ser profesional por que o sino pasamos a ser su amigo y se dificulta al momento de realizar las cuestiones negativas o cosas que tengamos que decirles como consultor para que se de cuenta. Pero si podemos hacerlas mas amenas agregando un componente personal, un «tinte personal». Muy buen articulo, muchas gracias.