Para entender el post de hoy me gustaría que vieras primero el vídeo (aun a riesgo de que después no quieras seguir leyendo el artículo) pero es que cuando, hace unos días, encontré este vídeo, me vinieron a la mente esos clientes que te traen un producto que no logran vender ni regalándolo y que quieren que tú les ayudes a promocionar en las redes sociales pensando, que como sabes de esto, con tu magia lograrás colocarlo en ese pozo global sin fondo que es Internet, sin darse cuenta que los Social Media no son un pozo sin fondo que todo lo traga, sino un amplificador extraordinario de todo lo que haces en ellos, de tal forma que si presentas buenos productos o servicios tu Marca Personal terminará mejorando extraordinariamente, pero si das malos productos o servicios… más te valdrá cambiarte de nombre.
Aunque, pensándolo bien, la verdad es que un poco mago si hay que ser o, mejor dicho, equilibrista para poder mantener en equilibrio una adecuada gestión de las redes sociales con una adecuada promoción de nuestros clientes (y, como consecuencia, de tu propia marca personal) y que todas las partes lo acepten bien, aunque por muy bien que lo hagas siempre habrá quien te acusará, o bien de spammer, provocando que huyan de ti, o de tu marca, como de la peste, o bien de vago que se pasa todo el día “riendo las gracias de los que están en el Twitter ese”.
Por ello, es bueno que, además de hacer promoción de las virtudes de los Social Media ante nuestros clientes, hagamos, también, pedagogía de sus limitaciones, su proceso y sus usos adecuados. Recuerda que, en los Social Media como en la vida “off-line”, al que vende humo se le acaba metiendo en los ojos (y en la cuenta de resultados). Así que, al igual que en el vídeo, si el producto que te traen no se vende ni regalado quizá sería buena idea que sugirieras a tu cliente que, antes de lanzarlo a los Social Media, probase a mejorarlo «un poco».
Y a ti, ¿qué otras ideas se te ocurren?