¡Dos  años ya! Hasta hoy no me había dado cuenta de que inicié este blog en un día festivo en la provincia de Álava y creo que, de alguna manera, ha marcado un tanto el carácter de este blog. Y no lo digo por la lentitud inicial a la hora de coger ritmo (una de las características de esta festividad es que la comida típica son los caracoles), sino por el tono del mismo que procuro que sea profesional, pero también distendido y desenfadado.

Y es que en esta sociedad 2.0, ya metida en el 3.0, las personas valoran mucho que las marcas sean profesionales, pero también cercanas y accesibles. Los mensajes grandilocuentes ya no calan en una sociedad que no se deja engañar por las palabras, sino que quiere demostraciones que validen dichas afirmaciones.

Porque, y sobre todo, las personas quieren que se les hable en su idioma y de sus problemas y de cómo poder resolverlas, y no de la gran historia o de las supuestas bondades y virtudes de las marcas. No es que esto esté mal, ya que puede aportar una cierta cantidad de confianza, pero lo importante no es tanto lo que hiciste, sino lo que haces ahora por tus clientes o tu comunidad.

Pero, volviendo al aniversario, me gustaría, en primer lugar, agradecerte que me hayas ayudado a hacer realidad este blog. Con tus comentarios, tus visitas, tus sugerencias y tus críticas has contribuido a hacer madurar al blog, a darle estabilidad y a marcar, en cierto modo, su rumbo y, por extensión, me has hecho crecer, y mucho, a mí mismo.

También estoy agradecido al propio blog, que me ha permitido encontrarte y me ha dado la posibilidad de conocer a gente tan sensacional procedente de los cuatro puntos cardinales de este, cada vez más pequeñito, mundo.

Por último, quiero reiterarte mi compromiso en procurar seguir aportando contenidos que sean de tu interés, aunque para ello necesito tu ayuda en forma de comentarios y sugerencias de lo que te gustaría encontrar. ¡No te imaginas lo que me ilusiona y me ayudan a seguir adelante!

Nuevamente gracias y vamos a por el tercer aniversario.

 

Foto por Stéphanie Kilgast en Flickr (CC)

 

 

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