Aún recuerdo aquel anuncio en el que un muñeco de Elvis bailaba dentro de un coche destartalado. Es curioso que cuando preguntas a la gente por el anuncio muchos recuerdan el muñeco, pero muy pocos la marca de coches que se anunciaba. De hecho, catapultó la venta de muñequitos de Elvis, pero dudo que hiciera lo propio con el producto anunciado. Pues bien, este año tenemos otro «éxito» viral: el anuncio de la Lotería de Navidad.

Y es que el anuncio lo tiene todo para ser un éxito: una puesta en escena muy cuidada, una buena banda sonora, unos personajes famosos, crea intriga con el comienzo, pero la iluminación y el montaje hacen recaer más la atención sobre los propios personajes que sobre el producto en cuestión, y no precisamente para bien.

Y ese es precisamente el problema. Si con tu forma de actuar pones el énfasis en el mensajero antes que en el mensaje corres el riesgo de que la atención se centre en aquél y que tu mensaje pase desapercibido, y si el mensajero es «peculiar» el riesgo añadido de la parodia centrada en él se incrementa exponencialmente.

Porque el objetivo de un vídeo o anuncio viral es que la viralidad se base en el contenido, que el mensaje sea compartido una y mil veces, de formas distintas, pero que sea el mismo mensaje.

Piensa, en los últimos vídeos que han sido realmente virales (una canción, un meme, etc.): distintas puestas en escena, pero siempre basadas en el mensaje original. Nunca se repetirá bastante: el contenido es el rey.

Si buscas el anuncio de Loterías en Youtube encontrarás decenas de parodias más o menos logradas, y aunque lo cierto es que esto da visibilidad al anuncio, dudo mucho que dicha viralidad incremente las ventas de una manera significativa. Así que te dejo una de ellas que enlaza con otro vídeo muy viral, y espero que en la agencia no se lo hayan tomado como en el vídeo.

Por cierto, el anuncio del muñequito de Elvis era de Audi.

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Fotografía por Marius Watz en Flickr (CC)

 

 

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