Lo siento, es superior a mis fuerzas. Hay un anuncio en el que un afamado entrenador de futbol aparece y dice: «Si puedes imaginar hoy serás quien quieras ser», y lo cierto es que cada vez que lo oigo me «chirrían» mis pocas neuronas, y no por que considere que la automotivación y los anclajes emocionales no tengan su importancia, antes bien todo lo contrario, sino porque creo que la vida es más un «comprometerse para ser» que un simple «querer ser».
Quizá sea una cuestión semántica y confunda el infinitivo de «querer» con el condicional de «gustar», pero creo que no siempre querer es poder. Unas veces porque lo objetivos son irrealizables, otras por carecer de los medios, la tecnología o la oportunidad y otras, probablemente las más, por carecer del compromiso para hacerlo. En palabras bíblicas: «el espíritu está dispuesto, pero la carne es débil».
Llevándolo al tema del marketing digital y el social media me viene a la mente ese cliente quiere que le «fabriques» una imagen para Internet y las redes sociales y te describe, con pelos y señales, cuál es esa imagen que quiere transmitir.
El problema viene cuando empiezas a hablar con ellos y descubres que esa imagen que quieren transmitir no es la imagen que pueden transmitir y, encima, lo saben.
Te dicen que quieren, por ejemplo, : «transmitir una imagen de innovación, de agilidad, de cercanía…» y te encuentras que su sistema de calidad no se ha revisado o mejorado desde hace años, que la burocracia organizativa lo invade todo o que la atención al cliente cuenta con siete niveles diferentes y un plazo de respuesta de una semana. Quieren transmitir una imagen, pero en realidad se sienten muy cómodos siendo radicalmente diferentes.
Quieren aparentar ser empresas modélicas pero no han interiorizado ese modelo. Recuerdo una tira cómica de Nik en la que Gaturro, el protagonista, se dirigía a otro personaje, que era modelo, y le decía algo así como: «Sos orgullosa, vanidosa y engreída ¿y vos sos modelo? ¿Modelo de qué?»
La cuestión es que, en social media, esas cosas resaltan mucho, porque hoy en día cualquiera puede escuchar tanto los mensajes que transmite la empresa como los que transmiten los clientes y cotejar dichos mensajes. Cuando los enfoques de ambas partes son muy divergentes la crisis está cercana.
En estos casos, la pregunta no es tanto si pueden imaginar quién o quienes quieren ser en el futuro, sino si están dispuestos a interiorizar ese modelo y trabajar para empezar a serlo ya porque, en caso contrario, lo que serían es un fraude.
Pero, esto es solo mi opinión. ¿Nos dejas la tuya?
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Excelente artículo, David,
Este tipo de empresas me recuerda a esas que en su día diseñaban complejos procesos para certificarse en Calidad y los mantenían hasta que obtenían la certificación; luego, durante meses, los iban ignorando hasta que tenían que pasar la correspondiente revisión y volvían a sacar todos los papeles.
Aunque claro, en las RRSS no se tiene ese plazo de un año entre un «examen» y otro, de manera que si a aquellos el chiringuito se les podía mantener en pie un tiempo, estas de ahora no pueden saber cuando y por donde les vendrá el final de sus «días de gloria».