Hoy me he permitido un momento nostálgico y he estado viendo algunos vídeos de gente como Meat Loaf, The Communards, Eurythmics, Suzi Quatro, The Carpenters, Phil Collins o Dire Straits, como veis un gusto bastante ecléctico y absolutamente ochentero, que me retrotrajeron a los tiempos en que tomaba mis primeras decisiones «transcendentales», tiempos de descubrimientos y decepciones, de miedos y de retos. Hoy, treinta años más tarde me doy cuenta de que, si queremos seguir cambiando el mundo, debemos seguir afrontando cada día con esa actitud de reto, de descubrimiento, de asombro y curiosidad, de sentir que todo está por hacer y que puede hacerse.

 

 

No es nada inteligente mirar atrás para añorar los tiempos pasados, de hecho, hacerlo, es bastante peligroso pero, a veces, es bueno tomar cierta perspectiva histórica y recordar desde donde venimos y lo que hemos logrado.

Suele hablarse mucho de las famosas crisis de los cuarenta y de los cincuenta, un período peligroso porque miras atrás y tienes la sensación de no haber hecho gran cosa. Pero si miramos con cuidado, nos daremos cuenta de las grandes carencias con las que empezamos nuestros proyectos vitales, y sin embargo hemos llegado hasta aquí habiendo resuelto más de un proyecto plagado de problemas.

Y lo hemos hecho porque creíamos que era posible y buscamos una salida una y otra vez hasta que la encontramos, o hasta que cambiamos el proyecto, pero el caso es que no nos paramos, y lo cierto es que esa capacidad para seguir adelante no ha cambiado, bueno, en realidad sí.

Si lo has hecho bien, cada éxito y cada fracaso han incrementado tu bagaje de experiencias, y ese bagaje, lejos de impedirte avanzar, te capacita para avanzar mejor.

Pero para aprovechar ese bagaje hemos de enfrentar cada reto con la misma actitud del principio: con ilusión y con la convicción de que, de algún modo, encontraremos la salida, y si el anterior proyecto no terminó como esperamos, con el siguiente tenemos la posibilidad de volver a diseñarlo desde cero y plantearemos un nuevo camino. No triunfa quien no se equivoca, sino quien insiste hasta encontrar su camino.

Hay una cita, en la Biblia que dice que para entrar en el Cielo hay que ser como niños. Personalmente creo que esa es la mejor manera de afrontar los retos importantes: con la ilusión y la sencillez de un niño.

¿Cómo afrontas tus proyectos?

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