Tengo ya algunos años y a lo largo de mi carrera he visto auténticos genios viviendo unas vidas profesionales mediocres y auténticos «cenizos» alcanzando las más altas cotas del éxito profesional. Podemos argumentar que si la causa ha sido la inteligencia emocional, que si la oportunidad, o que si la autoconfianza, pero lo cierto es que, muchas veces, ha sido algo mucho más prosaico y que podríamos atribuir a la intrepidez de la ignorancia: atreverse.
Cierto, el camino al éxito está plagado de fracasos, pero el mayor fracaso de todos es no haberse atrevido a intentarlo, y los hechos lo prueban, y cierto también, que después de haber alcanzado el éxito, muchos de los «tochos» han visto como su esfuerzo se deshacía al no haber sabido adoptar decisiones estratégicas y haber pensado que si ellos solos habían sido capaces de llegar hasta ahí, serían capaces de seguir avanzando, sin ayuda, indefinidamente. Sin embargo, y en cualquier caso, lo cierto es que, hasta ahí, lo han conseguido.
Y ello porque, como dice aquella frase «no sabían que era imposible y por eso lo hicieron». No estoy proponiendo que haya que lanzarse ciegamente a cualquier empresa, pero muchas veces dejamos pasar la oportunidad porque nuestros análisis nos dicen que tenemos poco más del 60% de posibilidades de conseguirlo. Y es que hay veces en que el autoconocimiento de nuestras fortalezas y limitaciones puede jugar en nuestra contra.
Nadie es perfecto
Si hacemos algo queremos que sea perfecto desde el principio, si no es así lo abandonamos pero, curiosamente, muchos de los que alcanzan la excelencia en sus campos no eran de los más brillantes cuando empezaron. La única diferencia es que ellos fueron constantes.
Porque, a pesar de lo que podamos imaginar, nadie es perfecto. De hecho, y aunque parezca imposible, yo tampoco lo soy ;-). Es muy habitual encontrar líderes llenos de dudas y temores, actores y actrices que no saben cómo actuar cuando no están en un escenario o blogueros como yo que necesitan repasar cada párrafo 20 veces porque no terminan de encontrar la frase exacta para expresar lo que quieren decir.
Sin embargo, lo que les hace ser lo que son es que, a pesar de sus temores y dudas, acaban tomando una decisión y se lanzan tras ella. Unas veces sale bien y otras, no tan bien, pero lo han intentado y han aprendido.
Hace muchos años me encontré esta frase en un poster: «Nadie es perfecto, pero… ¿quién quiere ser nadie?«, y otro refrán dice: «la práctica lleva a la perfección», y lo cierto es que solo el que se arriesga a ser «nadie» y pone en práctica lo poco o mucho que sabe y aprende y corrige y vuelve a practicar lo suficiente acabará siendo «casi perfecto».
Si, por ejemplo, estás pensado en abrir un blog, no esperes a escribir como un premio Cervantes para empezar. Piensa que los premios se consiguen después de demostrar una trayectoria, así que olvídate de tus temores y empieza. Solo eso podrá hacer que mejores, porque mientras escribes te surgirán dudas que te obligarán a aprender cosas nuevas y cometerás errores que tendrás que corregir y que te obligarán a olvidar comportamientos antiguos.
Nadie es imprescindible
Por otro lado quizá puedas pensar «otro blog/profesional/empresa más, ¿No hay muchas ya?«. Y puede que tengas razón, pero si tú no lo intentas habrá otro que sí lo hará, aunque seguramente se tardará más y será distinto, porque aunque todos seamos prescindibles todos podemos aportar algo especial.
Steve Jobs solo ha habido uno, y ese uno ha sido insustituible para su familia y sus amigos, pero aunque él hubiera estudiado para neurocirujano y Wozniak se hubiera hecho monje cartujo hoy seguiríamos teniendo algo parecido al concepto Appel, aunque igual se hubiera llamado Grape, todo fuera en color vino y solo fuéramos por el OS 5.
Así que, si tienes una oportunidad ¿Por qué no intentarlo? Quizá tu seas un nuevo Jobs o un nuevo Gates o quizá no, pero si no lo intentas nunca sabrás hasta dónde podías haber llegado ni conocerás a la gente que podrías haber conocido, pero si aun así sigues pensando que ya hay muchos y no lo intentas no te preocupes, aunque sea de forma distinta otro ocupará tu lugar.
¿Te animas a intentarlo?
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Foto por blah blah photos…blah blah blah en Flickr (CC)
Excelente artículo David, de este tipo de comentarios estamos necesitados en el apartados del positivismo, que no todo son discusiones técnicas y debates del color del chorizo.
La única diferencia de un día bueno y uno malo, es la actitud con que mires la situación.
Un saludo!
Hola José, muchas gracias por comentario y me alegro de que haya resultado de interés, estas cosas son las que te alegran el día.
Un saludo