Aunque no lo parezca, todos somos creativos. Según el LONI de la UCLA (cómo suena esto) el cerebro humano promedio produce unos 70.000 pensamientos al día, entre ellos cientos o miles de decisiones y alguna que otra idea genial (aunque no te lo parezca). Lo cierto es que todos generamos ideas cada día. Lo que hace la diferencia entre algo que cambia el mundo y un momento de creatividad pasajero es la implementación de la misma. Veamos algunas pautas que nos ayudarán a ello.
Haz tu idea sencilla
Esto no significa que no tenga complejidad, sino que debes tener claro cual es el concepto central de tu idea. La idea central que guiaba a Steve Jobs era «keep it simple», que sea fácil de usar. De igual forma, y como ya habrás leído, tu idea no está bien definida hasta que eres capaz de compartirla con tu adorable abuela y conseguir que la entienda.
Cuando pienses en la idea no te preocupes del «cómo», céntrate en el «qué» y en el «por qué». Piensa en los logros más importantes. La inmensa mayoría de ellos se puede definir con una frase breve (ir a la Luna, crear una prótesis perfecta, hacer un coche eléctrico, que el móvil (celular) funcione tocando la pantalla…)
Partir de una idea compleja y abigarrada solo conseguirá asustar a todo el que se acerque y no tener claro lo que quieres dispersará tu energía por muchos caminos sin sentido.
Interiorízala
Una vez que lo tengas claro interiorízala, hazla parte de ti, de tu proyecto vital. De esta manera toda tu energía se focalizará en ella, así como tus pensamientos y tu creatividad. Piensa en tu idea, visualízala hecha realidad, déjala madurar y que tome forma poco a poco en tu mente.
Compártela
Ya sabes que ningún plan perfecto sobrevive al contacto con la realidad, así que pon tu idea en contacto con la gente lo antes posible, escucha sus opiniones y sus críticas. No te crezcas con la alabanzas, puede que sólo lo hagan porque les caes bien, pero tampo te hundas con las descalificaciones «a la totalidad». Analízalo todo, recoge las ideas de mejora y los posibles problemas para buscarles solución a su tiempo.
No tengas miedo de que alguien te robe la idea, ten miedo de que sea más diligente que tú en ponerla en marcha.
Crea un equipo
Si has hecho bien el paso anterior es posible que ya se te hayan «insinuado» algunas personas para colaborar en el proyecto. En cualquier caso ten presente que no se trata de crear un club de amigos, para eso están las Fan Pages de Facebook, sino un equipo multidisciplinar que sea capaz de encontrar respuestas a los «cómos» que te vas a ir encontrando.
Así que céntrate en encontrar personas que aporten conocimientos y actitudes complementarias y, sobre todo, que aporten la misma pasión y compromiso por tu proyecto.
Estudia el entorno
Por supuesto, es importante que hagas un estudio de mercado, pero también considera si estás en el ecosistema adecuado (sobre todo si eres una start up tecnológica). Puede que para tener una oportunidad debas trasladarte a un lugar más adecuado donde puedas encontrar la tecnología, los colaboradores o los «early adopters» que den el impulso a tu proyecto.
En cualquier caso, busca un entorno que te trasmita energía y te aporte ese punto extra de ilusión que puede marcar la diferencia.
Lánzate
Si tienes luz verde en todo lo anterior no lo dudes y pisa el acelerador. Tan pronto des los primeros pasos el camino irá apareciendo poco a poco delante de ti y si, al final, el proyecto no llega a ninguna parte tampoco te pares. Coge la siguiente idea interesante que encuentres y vuelve a empezar. La derrota solo existe cuando te das por vencido.
Para terminar te dejo la frase completa de Goethe y que ilustra este artículo: «Whatever you can do, or dream you can do, begin it. Boldness has genius, power, and magic in it. Begin it now».
¿Nos dices cómo has hecho real tu idea?
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Foto por BK en Flickr (CC)
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