Lo reconozco, soy un tanto «agonías». Quizá por deformación profesional, he pasado muchos años en el mundo del mantenimiento y la producción, me gusta tenerlo todo bien atado de antemano y no dejar nada al azar y cuando escribo esto pienso en los astronautas que para una intervención de ocho horas en el espacio entrenan un año entero. Sin embargo, hubo un momento de mi vida en la que mi agenda, en la que programaba y repasaba la planificación, se convirtió en un diario. Todo corría a tal velocidad y con tal aleatoriedad que no había forma de planificar y lo más que podía hacer era anotar lo que hacía.
Fue un tiempo muy estresante, pero una vez pasado y revisando las notas y los logros pude obtener una conclusión muy educativa: la improvisación puede que no dé la mejor solución, pero el exceso de planificación tampoco.
Es cierto que una parada programada de mantenimiento, en la que van a intervenir centenares de personas y decenas de medios técnicos, hay que tenerla muy bien planificada para evitar pérdidas de tiempo y dinero, y aún así sale lo que sale, pero en tu vida normal esto no es posible.
Primero, porque no siempre vamos a poder conocer todo el camino. Conocemos el punto o la condición de partida y, con suerte, conocemos el punto de llegada, pero para unir estos dos puntos los caminos que podemos recorrer pueden ser casi infinitos.
Segundo, porque una vez emprendido el camino, cada nueva decisión comportará cambios en el proceso que modificarán la ruta a seguir.
Tercero, porque en el camino aparecerán personas y opciones que, muchas veces, ni en nuestros mejores sueños podríamos imaginar, aunque lo contrario también puede acontencer.
Cuarto, porque es probable que durante la marcha incluso encontremos un mejor destino
Quinto, porque a lo largo de todo el proceso nosotros mismos iremos cambiado. Al enfrentar problemas no previstos y dificultades nos haremos más sabios, espero, y aprenderemos nuevas habilidades y conocimientos.
Después de todo, si pretendiésemos anticipar la solución a todos los problemas que podemos enfrentar en nuestra vida no tendríamos tiempo para vivirla. Lo importante no es cuanto tienes o cuanto sabes, sino si le sacas todo el partido posible a lo mucho o poco que tengas.
Así que mi conclusión final es esta: no te lamentes por lo que no tienes ni te preocupes por cómo resolverás un problema de dentro de tres meses, céntrate en lo que sí tienes y en encontrar las mejores soluciones para tus taréas de hoy. Avanza un paso cada vez y ocúpate del puente cuando llegues a él, seguro que entonces la respuesta no andará muy lejos.
Suscríbete al blog para no perderte ningún artículo y, si te ha gustado, compártelo en tus redes.
Still using the same old bridge por johntrathome, en Flickr
La verdad es que yo también soy muy previsora a la largo plazo y también me crea bastante estrés. Gracias por el post. Me has hecho reflexionar sobre la flexibilidad para programar el trabajo.
Hola Pilar, muchas gracias por pasarte por aquí.
Hace tiempo leí un interesante post de Nora Taboada sobre toma de decisiones http://www.norataboada.com/2/category/toma%20de%20decisiones/1.html que me dió mucho que pensar sobre este tema y sobre lo importante de aprender a disfrutar con el proceso tanto como con el resultado.
Saludos
Muy interesante, es como un alivio para quienes siempre estamos preocupadas por el mañana, por la respuesta a la pregunta que aun no surge y a las que afrontan un estrés que aun no llega.
Me encantó su conclusión final! 🙂 (La comparte para quienes necesitan que estas palabras lleguen a ellos)
Hola Andrea, un placer verte aquí y bienvenida a Twitter.
Me ha encantado tu frase
Por mi parte, y a pesar de haberla leído muchas veces, me tengo que seguir esforzando en recordar aquella otra frase de Shakespeare:
(aunque prefiero cambiar «cobardes» por «excesivamente prudentes»).
Saludos
Como siempre, me encantan todos los artículos que publicas. Por los argumentos que presentas, por su lógica pero estratégica estructura; por saber ser, en definitiva, un mastro de maestros.
Hola Mireia, me dejas sin palabras.
Estoy encantado de que te sean interesantes los artículos y por tu comentario, aunque aún me quedan muchas horas de vuelo para dejar de ser un novato en estas lides, pero ánimos como este ayudan mucho en el camino.
Saludos y hasta pronto.
O, resumiendo en una célebre frase militar: «Ningún plan sobrevive el contacto con el enemigo.»
Es importante planificar, pero también hay que saber ser flexible.
Hola Salva, ¡cuanto tiempo!
Siempre me hacía gracia lo bien que le salían los planes a «la Channing» en Falcon Crest y los míos fallecían antes de nacer.
La flexibilidad es esencial, no solo para los planes, sino para la propia existencia.
Saludos y hasta pronto.
Vaya, es un placer para mis ojos, ver un blog creado por alguien que conocí hace tiempo y siempre me era simpático.
Saludos de Laureano Jiménez (Lauren) te deseo lo mejor para ti y los tuyos. Te añadiré a mis favoritos para leerte con tranquilidad.
Todo tiene que tener un plan, incluso improvisar requiere planificación relámpago.
¡Hola Lauren!
En el mismo día comentáis dos personas a las que no he visto en un montón de años.
Una vez oí a un cómico comentar que la mejor improvisación es aquella que está muy bien ensayada, lo malo es que no siempre podremos tener ensayadas todas las improvisaciones.
Saludos y hasta pronto
Lo mejor de vivir sabiendo que cuando cambie la situación y en el momento de llegar a cada puente ya sabrás lo que tienes que hacer, es la paz que te produce,
Cambiamos la seguridad de tener el control detallado de un problema por la confianza en que nosotros podremos encontrar la solución cuando llegue el problema. Confianza ganada no por asimilación, el miedo nos impide aprender de la experiencia de otros, ganada pues por experiencias propias superando situaciones personales que te demuestran que tú puedes.
Cuando llegas a este convencimiento y a partir de ese momento, todo lo que hagas, lo que te ocurra es apasionante, estas andando un camino, con destino incierto pero no importa, eres consciente de ello y aunque hoy sea un camino sombrío, no por eso lo temes, mañana tendrás luz.
Saludos a todos
Mariano Fernandez B4GS
Hola Mariano, muchas gracias por tu aportación.
Cierto que es conveniente anticiparse a los problemas, pero solo a los que razonablemente sean previsibles y con el nivel de anticipación apropiada.
Porque, como bien planteas, la principal ventaja de centrarte en el ahora es que no perdemos energías ni tiempo en, como comenta Andréa más arriba, buscar respuestas a preguntas que aún no conocemos y que puede que ni siquiera se planteen y nos permite mayor estabilidad para afrontar los problemas que sí tenemos y optimizar los recursos de que disponemos.
Saludos y hasta pronto.
Muy atinado el Articulo, creo que es de gran ayuda pues propone mantener un equilibrio y pensar solo en el hoy y no estar pensando en como solucionar algo que aun no ha llegado o no conocemos, los proplemas creo hay que afrontarlos cuando llegan utilizando para ello todos los recursos al alcanze.