Hace unos años, en el programa de «Clásicos Populares», el tristemente desaparecido Fernando Argenta, tenía un pequeño concurso. En uno de ellos puso una obra musical y dio una sola pista sobre su autor: «Su nombre nos sugiere a un superhéroe de la televisión». La respuesta era Telemann. Pues bien, tras leer los requisitos que hay para un nuevo perfil laboral creo que los superhéroes van a palidecer de envidia a su lado. Su nombre: Community Manager.
Y no solo los superhéroes, sino los presidentes y los altos líderes de las más grandes multinacionales y de muchos países, porque si nos hemos de creer todas las competencias que debe reunir, el Community Manager ideal sería un ser excepcional, y eso que para algunos es un perfil en extinción.
Debe contar con las capacidades diplomáticas de un embajador plenipotenciario, la narrativa de un premio nobel en literatura, las aptitudes para la negociación de Ghandi, Kissinger, Carter y Mandela juntos, la paciencia y el tesón de Teresa de Calcuta, el dominio tecnológico de un catedrático del MIT y la capacidad de trabajo de un batallón de marines, por no hablar de la necesidad de dominar la programación web, tener un par de premios Pulitzer y un máster en documentalismo.
Y si esto es lo que se pide a un Community Manager, entonces tiemblo solo de pensar cuál puede ser el perfil requerido para un Social Media Manager y no digamos ya para un Social Media Strategist.
Lo cierto es que muchos no se están dando cuenta de que están definiendo el todo por la parte. Lo que están describiendo no es el perfil de un puesto de trabajo, sino el perfil de una función que cada vez es más necesaria en las empresas.
Función que, en una empresa pequeña y con una comunidad reducida puede ser llevada a cabo, con limitaciones y con ayuda, por una sola persona, pero esto mismo es impensable en una gran empresa con una amplia comunidad en la que no solo hay que dinamizar y servir de enlace con decenas de miles o millones de seguidores en diferentes redes sociales, sino también integrar y aplicar la estrategia general de marketing, establecer campañas y acciones, realizar analítica, promover mejoras en acciones, diseño web y gráfico, etc., etc., etc.
Nos queda por delante una ardua tarea de concienciación y de pedagogía sobre lo que supone una actividad esencial pero que, para muchos, es una gran desconocida y que, sin embargo, es el presente de las comunicaciones entre empresa y consumidores.
Por nuestra parte, esto también supone un reto de formación, especialización e integración de diferentes profesionales a fin de dar el mejor servicio posible a nuestros clientes, bien sea de forma interna o en forma de colaboraciones en red.
¿Cómo es tu Community Manager «ideal»?
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Foto por Paul Bailey en Flickr (CC)