Uno de los errores más frecuentes, al escribir en un blog, es tratar de deslumbrar a la competencia con nuestra «increíble» sabiduría sobre el tema. No nos damos cuenta de que actuando de esta forma ni conseguimos impresionar a nuestros colegas ni conseguimos atraer a nuestros clientes. Si tienes un blog profesional debes escribir para tus clientes.
El objetivo de un blog profesional es demostrar a nuestros clientes lo que somos capaces de hacer por ellos, y por esto los contenidos deben estar dirigidos hacia ellos. Y no me estoy refiriendo al tipo de contenidos, que como es lógico debe aportar valor a nuestro target, sino al lenguaje que empleamos en ellos.
Si nuestros clientes están acostumbrados a utilizar jerga profesional entonces puedes (y casi debes) utilizarla, pero si tu cliente pertenece a un sector diferente al tuyo o no utiliza tu jerga profesional entonces no la uses, aunque esto te haga sentir poco «cool».
En el mundo en el que me muevo, del Social Media, esto es especialmente importante. Imagina a tu prospecto con la mirada clavada en tu web/blog mientras lee sobre «la importancia de trabajar un diseño flat y responsive para las landing pages a fin de optimizar la conversión de los CTAs y de trabajar el Copy para incrementar el CTR de nuestras campañas en Display así como de contratar un hosting en cloud multisite que nos garantice un adecuado balanceo del tráfico de las campañas«.
Puede que tú te hayas quedado a gusto y que consigas que te contraten para alguna charla en una actividad dedicada a profesionales del sector, pero si lo que pretendías era convencer a posibles clientes de las bondades de tus servicios de consultoría lo más probable es que hayas perdido a tu prospecto antes de terminar la primera línea, preocupado por ver si ha elegido el idioma equivocado en tu web.
La única forma en que tu cliente se entere de lo que puede ganar trabajando contigo es que se lo digas en el lenguaje que él entiende. Bastantes problemas tiene con atender su negocio como para tener que aprender una jerga nueva.
¿Te has sentido alguna vez así con un proveedor?
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Foto por J. K. Califf en Flickr (CC)