Uno de los errores más habituales que se comenten, al hablar de la gestión de una Marca personal, es confundir la gestión de la Marca Personal real con acciones promocionales indiscriminadas de la idea que se tiene de la misma, y si bien es cierto que toda buena gestión conlleva una cierta dosis de acción promocional, lo contrario no suele ser cierto. Veamos por qué.
Como ya comenté en otro artículo, una Marca Personal es el resultado de una trayectoria personal o profesional. Múltiples actos en los que se traslucen un saber hacer o en un saber estar y que es reconocido por los demás. Una buena campaña de promoción mejorará la notoriedad de la Marca y, por algún tiempo, puede que la percepción que la gente tenga de ella, pero si no existe ese soporte de profesionalidad detrás, toda la notoriedad conseguida se volverá en contra.
Algunos ven la gestión de la marca personal como la acción de pintar un cuadro, o retocar una fotografía, con el único objetivo de idealizar la imagen de la marca en cuestión. De lo que no se dan cuenta es que la gestión de una marca personal viene a ser, mas bien, como colocar una lupa delante de la marca, lupa que amplifica todo los detalles de dicha marca y que permite que lleguen, con nitidez, a su público objetivo.
Por ello, la gestión de una marca personal debe verse como un proceso que comienza con el descubrimiento de la realidad de esa marca, de sus cualidades, sus debilidades y de su verdadera oferta de valor para, a continuación, aprender a identificar y escuchar a tu público objetivo, a fin de presentar dicha marca a aquellos que consideren atractiva esa imagen, incluso a través de la lupa.
Por tanto, si tu objetivo es cambiar la percepción de una Marca Personal, comienza por conocerla y comprobar si se corresponde con la percepción que los demás tienen de ella. Si es así, la única forma eficaz de cambiar la percepción es cambiar a la persona detrás de ella.
¿Cómo entiendes tu el Personal Branding?
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Fotografía por Ramsey Mohsen en Flickr (CC)