Recientemente un familiar cercano pasó por las oficinas de empleo y, mientras arreglaban la documentación, la funcionaria le comentó que, en esos momentos, intermedian solo en el 1,8% de los contratos de trabajo mientras que la mayor parte de los contratos se están gestionando a través de las redes de contactos, del boca a boca.
Por ello, cuidar de tus redes sociales (físicas y online) es hoy una de las principales actividades estratégicas de cualquier profesional. No solo por el soporte social que supone la red de amistades y familiares, sino por el inmenso caudal de información «privilegiada» que circula por ella.
Desde advertencias ante productos o profesionales fraudulentos hasta proyecto de negocio o trabajo que aún se están pergeñando, la cantidad de oportunidades latentes son incontables.
Ante esto, muchos trabajan su marca personal y sus redes sociales con el fin de estar presente en la mente de los que conforman tu red, y no es negativo, pero en esto lo esencial sigue siendo la proactividad.
Permíteme un ejemplo: hay muchas formas de pescar, y una de las más curiosas se dan en Sri Lanka. En ella, los pescadores se suben a unos postes clavados en medio del mar y desde allí echan los sedales. Lo hacen así por dos motivos: primero porque al estar quietos sobre una estructura «permanente» los peces no se asustan y se acercan, y segundo porque ha aprendido a colocar los postes donde hay más peces y, por supuesto, a cuidar y mantener los mejores puestos.
De igual forma, y aunque es importante estar en la mente de tu red profesional, es mucho más importante conocer a tu red y cuidarla. Saber quién se mueve en qué entornos y quién podría tener información interesante y acercarte periódicamente e interesarte por ellos te permitirá estar allí cuando la oportunidad se presente.
Asimismo, cuidar la relación, ofrecer ayuda y/o contenidos de interés permitirá que tu relación se vea como una relación simbiótica y sinérgica y no como una relación parasitaria, lo que no te ayudaría mucho.
Piensa que al igual que el poste no le envía los peces al pescador, tus contactos tampoco van a estar enviándote siempre las oportunidades cada vez que ocurran. Entre otras cosas porque estar atento a esas oportunidades en tu red de contactos es TU trabajo.
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Foto por @iris0327 en Flickr (CC)