Ha sido una semana genial.

He terminado, por fin, la revisión de una revista online que ya está en marcha, he disfrutado como un enano en el MBF Bilbao en la sesión de Marketing & Ventas, donde he pasado un buen rato con colegas y excelentes profesionales y, para cerrar, un cliente me ha hablado de lo que ha bautizado como «Efecto Dulantzi«, y me ha gustado tanto el concepto que lo voy a añadir a mi marca personal.

¿Y qué es el Efecto Dulantzi? Pues es la demostración práctica del principio de Pareto aplicado a la consultoría de marketing digital: basta con que corrijas los tres o cuatro errores más graves de una estrategia para que el cambio sea radical.

Y en esto, hay muchas empresas y profesionales que nos lo ponen muy fácil.

En unos casos porque dichas empresas no tienen ningún tipo de presencia en Internet.

En otros porque, aunque tienen una, el diseño de su web se remonta a los años 90.

En otros porque, aun teniendo web y perfiles sociales bien diseñados, trabajan sin ningún tipo de estrategia de marketing digital, al margen de algunas cuestiones menores de SEO en sus páginas.

Lo curioso es que cuando te encuentras esto también te sueles encontrar que el negocio funciona de una determinada manera «porque siempre ha funcionado así«.

De tal modo que cuando me siento con ellos y empezamos a hablar de su negocio, a definir a sus clientes o a ver que necesidades cubren con sus productos o servicios hay veces que se les abre un mundo nuevo delante de ellos.

Y aunque requiere trabajo, descubren herramientas o conceptos como, por ejemplo, el DAFO, el mapa de empatía, las buyer personas, el valor de vida del cliente o el ciclo de compra, que les ayudan a tomar decisiones y a corregir deficiencias de su propio negocio en el mundo «no digital» (y aquí comienza a percibirse el «Efecto Dulantzi«).

Y esto es lo bueno, porque nunca me cansaré de repetir que Internet es un canal de interactuación con una capacidad infinita (bueno, casi) de amplificación.

De tal modo que si tu negocio está mal definido, lo único que conseguiran una web perfecta y unos prefiles sociales impecables es, a la postre, resaltar esa mala definición de la empresa o negocio y desaprovechar una gran parte del potencial de la misma.

Así que una vez que se ponen manos a la obra con la parte «tradicional» del negocio están «súper encantados» de que todo el mundo se entere de ello.

Además se vuelven mucho más colaborativos con lo que el desarrollo de la parte digital se convierte en algo mucho más sencillo y efectivo (y aquí ya empieza a explotar el Efecto Dulantzi) ;-).

 

¿Mundo virtual o mundo digital?

Una buena parte de la culpa la tiene el lenguaje que utilizamos.

Porque cuando algunos hablan de su web se refieren a ella más como un tablón de anuncios o una idealización de lo que les gustaría que fuera su empresa.

«Total, una web o un perfil en redes sociales lo puedes vestir todo lo que quieras, como es «virtual» cuesta poco.»

Y aquí es cuando les digo que Internet no es algo virtual, sino que es la versión digital de su mundo físico.

Para ilustrarlo les presento el siguiente ejemplo:

Cuando quieres probar un servicio de inversiones hay entidades que te permiten crear cuentas «virtuales» para que puedas hacer movimientos «virtuales» y puedas comprobar si el sistema te resulta cómodo y seguro. Estas cuentas te permiten hacer todo tipo de movimientos sin que tu bolsillo se resienta lo más mínimo (ni tampoco ganes lo más mínimo) porque es una cuenta virtual, es decir no existe en la realidad.

Sin embargo, cuando ya has firmado el contrato accedes a su servicio digital y haces transferencias digitales y esas transferencias sí mueven dinero de verdad.

Así que si un cliente te tiene que hacer una transferencia ¿que prefieres, que lo haga desde una cuenta virtual o desde una digital?

Pues, del mismo modo, nuestra presencia en Internet (web, redes sociales, foros, etc.) no es una presencia virtual, sino digital.

Porque nuestros clientes son clientes reales que quieren soluciones reales a problemas reales.

Y aunque parezca que en Internet se puede decir que un negocio es más grande, bonito o moderno de lo que es, porque es «virtual», lo cierto es que las consecuencias de un mal diseño, de una mala estrategia de marketing digital o, peor aún, la ausencia de la misma, las van a pagar la reputación real de la marca y la cuenta de resultados de ese negocio.

Porque si se les engaña, cuando esos clientes descubran la verdad se sentirán estafados y se quejarán en las redes sociales.

Entonces es cuando la marca descubrirá lo que quiere decir «capacidad de viralización de la red».

La sede digital y los perfiles digitales deben respetar a los mismos valores y responder ante los mismos objetivos que la sede física y el equipo comercial.

Al fin y al cabo son ellos los que lo están gestionando y es hacia la empresa hacia donde se quiere atraer a los visitantes.

Así que si tienes un negocio y quieres darle una vuelta a «esto de Internet» para aprovechar todo el potencial de ese canal para tu marca busca a unos buenos profesionales que te ayuden.

Y si quieres probar el Efecto Dulantzi no tienes más que comunicarte conmigo.

Nos vemos.

 

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Y descubrirás todo lo que tu negocio puede mejorar con el Marketing Digital (y sin ningún compromiso).

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