El concepto de los «huérfanos digitales» ha nacido junto con el de los «milenials». Si Malcom Gladwell nos habla de la regla de las 10.000 horas para dominar cualquier proceso, parece evidente que los milenials, y las generaciones posteriores, se están entregando en cuerpo y alma a superar esa barrera. El problema es que lo están haciendo sin tener quien les sirva de guía o de mentor que les oriente sobre cuál es el uso adecuado y cuáles los riesgos de Internet.

Definición de «huérfano digital»

Precisamente esta es la razón de la definición de «huérfanos digitales«,  están aprendiendo a utilizar y a vivir en un entorno que no existía hasta ahora y lo están haciendo solos.

Se están volviendo unos auténticos virtuosos de la tecnología, pero ignoran las consecuencias del uso de esa tecnología.

Así, es fácil ver que los milenials, centenials y demás generaciones recientes dominan los entresijos técnicos de smartphones, tablets y demás dispositivos y gadgets.

Y saben utilizar como pocos todas las posibilidades de difusión de sus redes sociales favoritas, y sin embargo son poco o nada conscientes de los riesgos que comportan (te recomiendo vivamente que después veas este artículo y el vídeo sobre privacidad en Internet).

De hecho, separan el mundo virtual del mundo real, como si lo que ocurre en Internet estuviera en otra dimensión y que el hecho de cerrar la conexión hace que todo lo virtual desaparezca y no afecte a su vida «real».

 

Riesgos reales

No se dan cuenta de que los riesgos de internet son reales. No se trata de un videojuego en el que siempre puedes empezar otra partida, el ciber-acoso sigue siendo acoso por muy virtual que sea su manifestación.

Este dominio de la parte técnica y la falta de sensación de riesgo es una combinación letal.

Es como si enseñas a alguien a dominar un coche en un circuito pero no le enseñas las normas de circulación.

Sabrá trazar una curva, controlar un derrape o apurar la frenada al máximo, pero ignorará cuales son las reglas de convivencia para poder circular por carretera abierta con seguridad y si le dejas circular acabará provocando, y sufriendo, serios accidentes.

Esta combinación letal se da porque sus propios padres se ven sobrepasados por los conocimientos técnicos de sus hijos y, por si fuera poco, en muchos casos ignoran cuál es ese uso apropiado y que prácticas pueden volverse peligrosas y, por tanto, no pueden desarrollar su proceso de mentorado en esa faceta de su vida.

De hecho, casi la mitad de los padres que consideran que Internet puede ser peligrosa para sus hijos no hacen nada para evitar los riesgos.

Nos encontramos, por tanto, ante un problema de calado, ya que por mucho que tengamos derecho al olvido, al honor, a la privacidad y a la imagen propia, ciertas acciones pueden conllevar aparejados graves problemas tanto en el presente como en el futuro de esa persona, y aunque un juez pueda determinar que ciertos contenidos deben ser retirados de Internet, lo cierto es que los mismos ya han podido hacer un daño irreparable.

 

Primeras consecuencias

Y las consecuencias ya empiezan a llegar.

Después de subir contenidos personales privados o inadecuados, tales como fotografías, datos, sexting, etc., empiezan a aparecen acosadores, suplantadores, y toda una caterva de indeseables dispuestos a aprovechar el más mínimo resquicio que les demos.

Pero es que sin llegar a estos extremos, ya empezamos a ver profesionales con problemas por su pasado digital o parejas en dificultades por las mismas razones.

Pensemos que, cada vez más, reclutadores, Headhunters y departamentos de RRHH investigan en Internet el perfil de los posibles candidatos.

 

¿Y los profesionales de Internet?

Cierto que, con el tiempo, esto será un problema a extinguir, pero mientras puede arruinar muchas vidas.

Esto me lleva a considerar la responsabilidad que, como profesionales del medio, deberíamos asumir en esta fase del desarrollo de las redes sociales.

Por un lado, podríamos considerar imponernos un código ético que rechace cualquier tipo de acción que se aproveche de este desconocimiento inicial de los riesgos de Internet por parte de los usuarios y, especialmente, por parte de los «huérfanos digitales».

Por otro lado, podríamos colaborar con entidades educativas y asociaciones de padres en la formación y difusión de los riegos y posibilidades que Internet está poniendo delante de todos nosotros, algo así como «Communities sin fronteras».

Con ello no solo estaríamos ayudando a crear una Internet más segura para nosotros mismos y nuestros hijos, también estaríamos ayudando a incrementar la confianza en el propio medio y a crear un entorno mucho más útil y eficaz para usuarios y marcas.

Finalmente, permíteme recordarte el artículo y el vídeo sobre privacidad en Interneten el podrás profundizar un poco más sobre los riesgos de Internet.

Me gustaría conocer tu opinión. ¿Nos la dejas en los comentarios?

Muchas gracias

 

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Nos vemos.

 

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Foto por limecools en Flickr (CC)

 

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