Dicen que la mejor defensa es un buen ataque, y a la vista de lo que se ve en la prensa o en los debates parece que mucha gente considera esto totalmente cierto. Sin embargo, me vais a permitir que disienta, porque si bien es probable que un buen ataque derrote a tu competidor, eso no supone que tú ganes siempre, ni te hará mejor.

Atacar

Tus competidores están preparando campañas de comunicación tremendas. Han abierto perfiles en todas las redes sociales donde está vuestro cliente y están liberando contenidos muy buenos y atractivos tanto en ellas como en sus webs y blogs.

¿Qué puedes hacer? Algunos te dirán que un buen ataque contra esas marcas es la solución ideal. Meter el dedo en las debilidades de sus productos o marcas puede ser una buena opción, ya que ahuyentarás a muchos compradores, y disminuirás la confianza del mercado en ellos, pero ¿es esto realmente interesante?

Porque la competencia puede contraatacar con los mismos criterios y entonces nos veríamos abocados a una guerra del tipo «y tú más» como la que estamos viendo entre los distintos partidos políticos.

Al final, la posible victoria no pasa de ser una victoria pírrica en la que ninguno gana realmente, sino que todos pierden la confianza del mercado, porque todos tienen cosas «muy malas» (y no seré yo quien diga lo contrario en este caso concreto).

Ser fiel a ti mismo

Por contra, puedes enfocar la cuestión de manera muy distinta. ¿Por qué decidiste ofrecer tu producto o servicio al mercado? Si fue solo por ganar dinero tienes un serio problema, pero si fue porque no había ninguna otra opción que resolvía esa necesidad de la manera en que la tuya lo hacía entonces céntrate en esto.

Olvídate de tu competencia, si no es para ver en qué es mejor que tú y trabaja para superarles. Sé fiel a aquella visión que tuviste al principio y síguela. Céntrate en ofrecer una respuesta mejor que la de los demás para tu mercado, y no tan solo la menos mala.

Deja fuera los argumentos del tipo «los demás son peores porque…» y aférrate a los del tipo «los demás son buenos, sin embargo mi propuesta es mejor porque…». Si quieres ser el mejor esfuérzate en serlo, bien jugado incluso un peón puede convertirse en dama.

Porque, a pesar de que nos han enseñado a huir de los riesgos, incluso genéticamente estamos programados para huir ante el peligro, los consumidores están evolucionando desde un básico «no quiero que me estafen» a un «me cuesta mucho ganar cada euro, por ello quiero lo mejor por cada uno de ellos».

Así que ofréceles seguridad pero, por encima de todo, demuéstrales que eres la mejor opción y no, tan solo, la menos mala. Esa será tu mejor defensa.

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Foto por Mariano Kamp en Flickr (CC)

 

 

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